lunes, 29 de septiembre de 2014

Vacío

Oscura, oscura es tu presencia, que casi inerte, no se presenta por aquí.
Oscuros, oscuros son los días que pasan como sombras de muertos.
Dime, ¿Cuándo fue que la luz radiante de tu clara y cálida sonrisa, se transformó en una oscuridad sin brillo; reinada por las nubes negras?
Tal vez fui yo, el que con un soplido destrozó cada grano de esperanza en tu miserable entender,
¡Dímelo!, ¿Qué sentías por mí? 

El tren de la lluvia, a punto de salir, exclama con fervor el que tú eres su única pasajera, una pasajera que va a un viaje sin retorno,
a un lugar remoto, a una negra sociedad.

Aún recuerdo cuando nuestras sombras se enredaban cual nudo, y bailaban como si la luz se apiadase de ellas,
cuando las manzanas podían oír el canto del viento aún calmado y tranquilo, 
cuando, aún, tus labios de frutilla se conectaban con mi aura, que ahora ahogada ya ni puede conectarse nada más que con su adicción.

En un acto fugaz escribo lo primero que se me viene a la mente, y con estas palabras mi silencio rotundo es inminente, "Soy el vacío, una hoja sin escribir".

Autor: Tatá.

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