jueves, 25 de septiembre de 2014

Paz etérea

No fue pasión pasión ambivalente,
ni ilusión lejana,
ni indiferencia necesaria,
ni conocidos elocuentes,
fue paz etérea.

En tu voz cálida y calma.
En tu mirada sigilosa, de a veces.
En tu resplandor alegre.
En tus ojos eternos.
En tu boca feliz e imprecisa.
En tu palabra confundida y tibia,
encuentro paz etérea.

Los silencios de epifanías
y las miradas esporádicas
respondían a un puente preciso.
La llave de tus ojos
abrió el silencio necesario,
aunque sólo por un segundo.
Segundos de paz etérea.

Al fin tu ser está.
Espero volverlo a encontrar,
pero por ahora,
me quedo con el recuerdo etéreo,
como un éter fugaz y único.
Hablare más quizás 
en el próximo tiempo de paz,
pero por mientras,
bastan tus ojos.
La llave es el silencio preciso,
que abren el alma de nuestra paz etérea.

Autor: Lobo Lunar

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